Gallego. Uno de los mejores valores en la historia del fútbol argentino, firmó su solicitud de asociado en 1930 comenzando a jugar en las divisiones inferiores.
Fue campeón en cuarta y quinta división arribando a primera velozmente. Futbolista de una gambeta inigualable curtida desde los claros barriales, su transferencia a Independiente en el verano de 1937 significó la más importante en la historia del club catapultándolo al estrellato nacional.
Jugó en el seleccionado nacional obteniendo tres campeonatos sudamericanos ganándose otro apodo con renombre: Capote. Figura excluyente en la historia de los rojos de Avellaneda, a principios de la década del ’50 regresó a Rosario para jugar un breve tiempo en Newell’s Old Boys.
A partir de 1953 volvió a su origen cumpliendo además el rol de director técnico en tres ciclos: 1949/1950, 1954/1955 y 1961/1963, a la par de integrar la Comisión Directiva de nuestra Institución.